HISTORIA DEL PERÚ
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El Carajo

 

 

La palabra “Carajo”, ha llegado a tener un uso múltiple en todas nuestras sociedades hispanas y puede ser utilizada en muchas expresiones; inclusive con diferente sentido y según el énfasis que se le dé, determinará su significado.


Carajo es la palabra, posiblemente más usada de nuestra lengua, y aunque los académicos no se han puesto de acuerdo para definirla, el carajo parece ser indispensable en nuestro diario vocabulario.


Según la real Academia de la lengua, “Carajo” era el nombre que se le puso al espacio ubicado en la parte más alta de los mástiles de las antiguas carabelas españolas. Era una especie de canasta, que servía como puesto de observación, desde el cual los vigías oteaban el horizonte en busca de naves enemigas, puntos de ubicación o lugares hasta donde querían llegar. Por otro lado, los marinos de aquellas épocas, asociaban al mástil y dicha canastilla, con el órgano sexual masculino.


En aquel lugar, el más alto del mástil y el más inestable de la nave, se sentía en mayor magnitud, el movimiento lateral realizado por un barco de vela, de acuerdo al movimiento del mar. El marino que era enviado a permanecer como vigía, luego de apenas un par de horas, bajaba totalmente mareado; lo que era considerado como un duro castigo y servía para dar escarmiento a quienes cometían alguna infracción a bordo.


De ahí parece surgir la expresión: "Váyase al Carajo", como interjección para expresar un desacuerdo con alguien. Pero igualmente, también se acuñó otra expresión: "Ese tipo está del Carajo", cuando algunos marinos, podían permanecer impasibles y tolerar sin mayores problemas los movimientos del barco, aun ante las peores tempestades.


De tal forma, poco a poco esta palabra, se fue convirtiendo con el tiempo, en toda una institucion por su multiplicidad de usos, con la que se puede describir posiblemente todo el espectro en el estado de ánimo del hombre; desde el negativo, hasta el positivo.


"Esto está más bueno que el Carajo". Define algo muy atractivo o agradable. Pero igualmente si se trata de algo que no nos agrade, podríamos decir: “Está más malo que el Carajo”.


Si queremos acentuar la mediocridad de alguien muchas veces decimos: “Es más bruto que el Carajo”; pero a la vez podemos acentuar por ejemplo, nuestra admiración por una dama y decir: “Está más buena que el Carajo”.


Si llegamos a una reunión y encontramos buen ambiente, expresamos: “Carajo, que buen tono” y si por el contrario no nos divertimos, entonces lanzamos un: “Esto está más aburrido que el Carajo”.


Y así, podríamos seguramente llenar varias páginas, escribiendo una y otra expresión en la cual vaya incluida la susodicha palabrita: “Carajo”; pero podríamos dar lugar a que alguien reclamara y dijera: “Qué carajo es esto”. 

   

            LOS INCAS

Labores agrícolas

(Guamán Poma)

 

El Chasqui

(Guamán Poma)

 

Quipucamayoc

(Guamán Poma)

 

Los incas llegaron a formar un amplio imperio, gracias a una serie de factores importantes que fueron implementando en su desarrollo. Según su división política estuvo conformado básicamente por dos grupos. La aristocracia o nobleza; integrada por funcionarios y sacerdotes; con una escala jerárquica rígida que comenzaba con la autoridad máxima del Inca, hasta llegar al curaca provinciano de un ayllu.

 

El pueblo tributario, era el segundo estrato social y estaba constituído por el campesinado con derechos y obligaciones para sí mismo y para su soberano, el Inca.

 

Aparte de la tributación agropecuaria, de los productos manufacturados y de las materias primas; los integrantes de este grupo estaban obligados también a prestar servicios personales. De acuerdo al sistema de la "mita", se dedicaban al mantenimiento de carreteras, puentes y tambos. Los más fuertes y resistentes, eran nombrados "chasquis" o mensajeros. También se nombraban los soldados que formarían las tropas del Inca, etc.

 

Su culto religioso oficial se practicaba en los templos. El principal y más sagrado era el "Coricancha" o "recinto de oro", al que los españoles luego denominaron "Templo del Sol". Parte de este culto eran los sacrificios, que sólo se efectuaban en ocasiones solemnes o para conjurar un peligro grave inminente. El culto religioso era administrado por sumos sacerdotes, quienes generalmente eran parientes del Inca.

 

Estos sacerdotes, tenían a su cargo los templos que eran erigidos en diferentes lugares del territorio; realizaban los sacrificios y cuidaban que se observaran los ritos.

 

De su adoración al Sol y la Luna, surgió el calendario de festividades en el que cada mes tenía un nombre especial y correspondía a un tipo de celebración, como alabanza a su dios. Durante estas festividades, se comía y bebía en abundancia.

     

Se danzaba y mascaba coca, con permiso superior del Inca y se realizaban sacrificios.

 

La medicina que se practicó en el incanato, estaba íntimamente ligada a la magia y la religión. Todas las enfermedades se suponían provocadas por el desprendimiento del espíritu del cuerpo, a causa de un maleficio, un susto o un pecado. Los curanderos incaicos, llegaron a realizar intervenciones quirúrgicas, como trepanaciones, con el propósito de eliminar fragmentos de huesos o armas, que quedaban incrustadas en el craneo, luego de accidentes o enfrentamientos bélicos. Uno de los instrumentos utilizados en la cirugía inca, fue el "Tumi" o cuchillo de metal en forma de "T". Como anestesia se usaba la coca y la chicha en grandes cantidades y se sabe que también conocieron el uso de vendas.

 

La arquitectura peruana no comienza con los incas. Antes de ellos existió la cultura "Tiahuanaco" y mucho antes, la cultura "Wari". Posiblemente hayan habido otras cultura más antiguas, pero hay vestigios de grupos de aldeas descubiertas, con una antigüedad de 5,000 años o más. La ciudadela de "Chavín de Huantar", tiene más de 2 mil años de haber sido edificada y según los expertos arqueológicos, su arquitectura supera a la de "Machu-Picchu", construída mil años después.

 

En la construcción de sus viviendas y templos, los incas y sus antepasados, utilizaron el adobe y la piedra. Esta última, fue trabajada en forma tan delicada por los canteros incaicos, que luego de su interposición a la hora de edificar, era tan perfecto su acabado, que no cabía una hoja de afeitar entre sus uniones.

 

En la construcción de palacios, utilizaban piedras relatívamente pequeñas; en cambio para edificar sus fortalezas, usaban piedras enormes, a las que sin embargo, daban la misma perfección.

 

Según los historiadores; si bien es cierto, los incas conformaron una raza guerrera, con criterio expansionista; muchas veces aplicaban métodos persuasivos y diplomáticos para convencer a los pueblos que debían unirse a ellos. Sin embargo, si algún pueblo osaba oponerse, era brutalmente avasallado; lo que en algunos casos se convirtió en masacre. Algunos prisioneros eran llevados al Cuzco, donde celebrando la victoria, eran pisoteados, otros sacrificados y los más afortunados, convertidos en esclavos (yanacuna).

 

La zonas conquistadas, recibían especial atención. Si carecían de implementos agrícolas, se los procuraban. Si no tenían ganado, igualmente les era adjudicado en manadas, con la expresa advertencia de no matar en vano ni en época de cría. Con este tipo de amparo, proveían una especie de "seguro estatal", que se extendía a los ancianos, los enfermos, los incapacitados e inválidos.

 

A los curacas, se les imponía la obediencia irrestricta al Inca, pero a la vez, se les ofrecía incentivos como ornamentos de oro y plata, piezas de lana y en muchos casos, bellas doncellas. A los hijos de éstos, se les enviaba al Cuzco para que aprendieran las costumbres generales de los Incas.

 

Para mantener la unidad de todos los pueblos, considerando la diversidad de costumbres en cada uno de ellos; luego de conquistados les imponían sus creencias religiosas. La adoración al Sol, era la enseñanza principal. Imponían igualmente su idioma quechua, desplazando poco a poco los dialectos propios de cada región conquistada. La lengua "chimú", fue una de las pocas que se siguió hablando, inclusive hasta luego de la dominación española.

 

Paralelamente a todas estas imposiciones, también se realizaba una especie de estudio estadístico, para determinar la potencialidad tributaria de los pueblos conquistados. Para ello, se utilizaba el "quipu", que era un sistema de registro en el que se almacenaba información, haciendo nudos en una especie de cuerdas de diferentes colores y tamaños.

 

En cada nuevo pueblo, se erigían, silos, centros administrativos, guarniciones y aposentos para el Inca. Igualmente se implementaban nuevos caminos que conectaban los pueblos integrantes del Imperio. De tal forma, todos estaban conectados y podían ser transitados por tropas, cuando era necesario y utilizados por los "chasquis", como un servicio de correo rápido y eficiente.

 

El sistema de "mitimae" fue impuesto contra grupos que se rebelaban a la autoridad del Inca; de tal forma que pueblos enteros, eran enviados a zonas apartadas y de dominio del gobierno. Para reponer ese contingente humano, se trasladaban grupos que por el contrario, sí eran fieles a la autoridad inca.

 

Las normas de conducta imperantes, eran estrictas. La violación a la ley se consideraba como una ofensa directa al Inca; practicamente un sacrilegio.

 

El hurto, el ocio, el adulterio, la violación; eran castigados con penas como el azote hasta la muerte por el garrote. Otras penas eran la lapidación y ser encarcelados en celdas subterráneas con fieras o animales ponzoñosos, etc.

 

En el aspecto económico, la agricultura llegó a ser base primordial para su desarrollo. La topografía de un terreno variado, los obligó a la implementación de diferentes recursos tecnológicos, como la construcción de andenes, la irrigación artificial, el uso de implementos agrícolas y la excavación de pozos en los desiertos, para obtener agua potable.

 

En cerámica, el alfarero incaico plasmó su arte en los llamados "huacos", que se han ido desenterrando, algunos de los cuales han permanecido por miles de años bajo tierra. Este arte inca, se pueden dividir, -según Doig Kauffman- en "alfarería utilitaria" y "alfarería ceremonial". Los de esta última, eran enterrados con los difuntos, servidos de alimentos o bebidas, para su consumo en el camino a un mundo inanimado y místico. A la llegada de los españoles, la alfarería inca perdió su función mágica y se tornó simplemente utilitaria.

 

El arte textil, por el contrario decayó un poco durante la época incaica. Aun así, las piezas encontradas, sobre todo las de Paracas, son de una belleza impresionante.

 

En el campo de la metalurgia, se conocieron el oro, la plata, el cobre y también el platino. Es muy probable que los primeros objetos de oro se hicieran en la costa peruana y se utilizaran carbón y unos tubos para soplar el aire, ya que no conocieron el fuelle. Otra forma de construir sus hornos, fue haciéndolo en las laderas de colinas, donde las ráfagas de aire eran fuertes.

 

Es interesante encontrar que el proceso de fundición que usaron los incas, fue utilizado también por los orfebres del viejo mundo. Lo que no se ha podido determinar, es en qué lugar fue inventado dicho sistema, o acaso su invención en uno u otro lado fue independiente.

 

El arte en madera quedó demostrado a través de sus "queros". Los incas, dieron mejor acabado a este tipo de elemento artesanal; que los hechos en la época de la cultura "Tiahuanaco"; dándoles características geométricas de estilo propio. La tradición floreció después de la llegada de los españoles. Inclusive hoy en día, este arte aun persiste en muchas ciudades de la costa norte del Perú.

 

La poesía habría sido cultivada por un tipo especial de "amauta" o "maestro". Lamentablemente por la carencia de una escritura desarrollada, no se sabe si su transmisión oral fue de confiar. Las expresiones poéticas que se conocieron a través de cronistas de la época, se entremezclaban con temas mitológicos, cantos épicos y de guerra, además de expresiones románticas.

 

La poesía no podía estar desligada de la música ni de la danza y es probable que muchas obras poéticas hayan estado acompañadas de instrumentos musicales, como los que ya se conocían durante el incanato: tambores, quenas, flautas, vasos de metal tipo sonaja, cascabeles, etc.



Gobernantes del Perú

Virreyes

 

 

1544 - 1546

  Blasco Núñez Vela

1546 - 1550

  Pedro de La Gasca (Presidente de la Audiencia)
1550 - 1552   Antonio de Mendoza
1552 - 1555   Melchor Bravo de Saravia (Presidente de la Audiencia)

1555 - 1561

  Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete

1561 - 1564

  Diego López de Zúñiga y Velasco, conde de Nieva
1564   Juan de Saavedra (Presidente de la Audiencia)
1564 - 1569   Lope García de Castro (Presidente de la Audiencia)
1569 - 1581   Francisco de Toledo, conde de Oropesa
1581 - 1583   Martín Enríquez de Almansa
1584   Cristóbal Ramírez de Cartagena (Presidente de la Audiencia)
1584 - 1589   Fernando Torres y Portugal
1589 - 1596   García Hurtado de Mendoza
1596 - 1604   Luis de Velasco, marqués de Salinas
1604 - 1606   Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey
1607   Núñez de Avendaño (Presidente de la Audiencia)
1607 - 1615   Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros
1615 - 1621   Francisco de Borja y Aragón, príncipe de Esquilache
1621 - 1622   Juan Jiménez de Montalvo (Presidente de la Audiencia)
1622 - 1629   Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar
1629 - 1639   Luis Jerónimo Fernández de Cabrera, conde de Chinchón
1639 - 1648   Pedro Alvarez de Toledo y Leiva, marqués de Mancera
1648 - 1655   García Sarmiento de Sotomayor, conde de Salvatierra
1655 - 1661   Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste
1661 - 1666   Diego de Benavides y de la Cueva, conde de Santisteban del Puerto
1666 - 1667   Bernardo de Iturriaza (Presidente de la Audiencia)
1667 - 1672   Pedro Antonio Fernández de Castro, conde de Lemos
1672 - 1674   Bernardo de Iturriaza (Presidente de la Audiencia)
1674 - 1678   Baltasar de la Cueva Enríquez, conde de Castellar
1678 - 1681   Melchor Liñán y Cisneros
1681 - 1689   Melchor de Navarra y Rocafull, duque de la Palata
1689 - 1705   Melchor Portocarrero Lasso de Vega, conde de Monclova
1705 - 1707   Miguel Núñez de Sanabria (Presidente de la Audiencia)
1707 - 1710   Manuel de Oms y de Santa Pau, marqués de Castelldosrius
1710   Miguel Núñez de Sanabria (Presidente de la Audiencia)
1710 - 1716   Diego Ladrón de Guevara
1716   Mateo de la Mata Ponce de León (Presidente de la Audiencia)
1716 - 1720   Carmine Nicolao Caracciolo, príncipe de Santo Buono
1720 - 1724   Diego Morcillo Rubio de Auñón
1724 - 1736   José de Armendáriz, marqués de Castelfuerte
1736 - 1745

  José Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor

  Marqués de Villagarcía

1745 - 1761   José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda
1761 - 1776   Manuel de Amat y Juniet
1776 - 1780   Manuel de Guirior
1780 - 1784   Agustín de Jáuregui y Aldecoa
1784 - 1790   Teodoro de Croix
1790 - 1796   Francisco Gil de Taboada y Lemos
1796 - 1801   Ambrosio O'Higgins
1801   Manuel Arredondo y Pelegrín (Presidente de la Audiencia)
1801 - 1806   Gabriel de Avilés y del Fierro, marqués de Avilés
1806 - 1816   José Fernando Abascal y Sousa
1816 - 1821   Joaquín de la Pezuela

1821 - 1824

  José de la Serna e Hinojosa

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